martes, 21 de enero de 2014

Querida soledad, ya eres mi fiel compañera, sabes cuando mis lágrimas ruedan por mis mejillas, cuando mis labios sonríen...









     Todos los días le pido a Dios que me de la sabiduría para entender que esto acabo… que perdí, que me quede solo, no supe cuidar lo nuestro…

      Al acostarme por las noches le pido que se cure mi pecho y este dolor deje de estar presente en mi vida, al despertar por las mañanas y el dolor continuar le pido que mi día dure poco, para poder volver a pedir que el dolor desaparezca…

      No encuentro palabras de consuelo para dejar todo atrás, este círculo parece línea recta, y no lo he podido cerrar…

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