Hoy las cosas siguen igual, la tristeza no me abandona, sigo
esperando recuperar el amor de mi esposa, por más que intento hacer las cosas
bien, hay veces que me salen mal, se da cuenta que no es mi intención dañar el
esfuerzo que estamos haciendo por salvar nuestro matrimonio, y me dice que soy
humano que tenderé a equivocarme, aun con esto no me siento merecedor de la
oportunidad que me da reencontrar nuestro amor.
Todos los días al levantarme le pido a Dios que me de la
fuerza para continuar, que regresen a mí las ganas de luchar y de vivir, al
dormir, le doy gracias por haberme permitido terminar el día, e intentar que el
dia siguiente sea un nuevo comienzo.
No es fácil, y el dolor no se ha ido pero poco a poco
recupero las ganas de vivir, espero que un día de estos la tristeza me abandone
por completo y pueda ser feliz de nuevo.