Nadie nos enseñó a amarnos a nosotros mismos antes de querer que alguien más nos ame, esa falta de amor hacia nosotros nos causa que rogamos por amor cuando primero tenemos que aprender a amar a la persona que vemos al espejo, aceptar sus defectos y virtudes, y aplaudir y festejar sus cualidades que nos hacen únicos.
Llegamos a formar matrimonios que creemos que hemos encontrado la felicidad, dejando la responsabilidad de ser felices en otra persona, y si esa persona nos falta nos ponemos a llorar porque creemos que ya seremos felices de nuevo. Ocupamos aprender a amarnos, estar solo con nosotros y disfrutar ese tiempo, cuando empecemos a amarnos nos daremos cuenta que no ocupamos alguien más.
Al ser felices de nuevo con nosotros mismo, eso nos dará una confianza y empezaremos a brillar con luz propia, al tener esto nos volvemos atractivos para nosotros mismos y para los demás, ya podremos buscar alguien que sea feliz a nuestro lado sin necesitarla para mantener nuestra felicidad, llegara a complementarla.